La vida es como una ruleta; nunca sabes qué te puede haber tocado, cuál es la suerte que te acompañará por el resto de tus días. Así, dos niños que nacen a la misma hora del mismo día, del mismo mes y del mismo año pueden acabar siendo tan diferentes como un pequeño pez multicolor que nada libremente en las aguas cristalinas del pacífico y un pez gris arrastrado por la corriente de un turbio río contaminado por una cantidad infinita de basura.
Dos criaturas que, en teoría, tienen los mismos derechos, acaban siendo víctimas de ese incierto destino que llevan escrito desde antes incluso de haber tomado la primera bocanada de aire, fuera del lecho que sus respectivas madres le han proporcionado durante 9 lindos meses. Dos tiernos brotes que pueden comenzar sus días con todas las comodidades imaginables uno, con gran carencia de lo indispensable el otro. Dos infancias separadas por el gran muro que la sociedad levanta cada día con sus tontos prejuicios en cuyo trasfondo se encuentran todas las inseguridades que se van creando en sí mismos con el paso del tiempo y los pensamientos clasistas que un grupo de hipócritas con aires de superioridad y prepotencia filtran en la belleza utópica de la convivencia, cuando su pureza no se ve empañada por la corrupción que sufren las personas.
1 comentario:
hola Rocio, gracias por tus bellas palabras en mi blogg, estoy a tu disposición, me gusta lo que escribes, sigue asi...gracias, buena tarde, besos
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