Sin nisiqiera saber por qué, mis recuerdos afloraron aquella tarde desde lo más profundo de mi ser, obligándome a retroceder en el tiempo, a volver a sentir todo aquello que creía olvidado.
Por alguna razón que no alcanzo a comprender, como si de una película se tratara, en mi mente se empezaron a reproducir aquellos furtivos encuentros en los que tanto nos dábamos el uno al otro.
¿Acaso entregamos ahí toda la pasión de juventud?
Me niego a pensar que toda nuestra vitalidad, nuestro tesón y nuestra locura se consumiera como una vela falta de oxígeno; no, no, no.
Dime que me deseas, que estás dispuesto a dejarlo todo, y entonces creeré que lo nuestro sube más allá de las nubes, traspasa toda barrera y llega hasta la luna.
Sólo así comprenderé que me amas.
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