jueves, 24 de marzo de 2011

Paseo por nuestras almas

La luna lucía bella, sutil y tenue aquella noche. Nosotros, dos almas que sin ser vistas pululaban por el sendero hacia un lugar desconocido; sin tener la más remota idea de qué nos esperaría en aquel lugar tan ansiado por unos y tan temidos por otros. Y nosotros, ajenos a todo cuanto nos rodeaba, sólo pensábamos en ello; en llegar pronto hasta el fondo de nuestros corazones, sincerarnos con nosotros mismos, ser capaces de aclarar nuestros sentimientos, sin esconder ningún retazo de nuestras impresiones; sabíamos que sólo así tendríamos la posibilidad de enmendar nuestros errores y enderezar nuestro destino.

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